30 de octubre de 2007

Quito. Capítulo 7

Llegamos a la ciudad mitad del mundo donde el profesional japonés iba a dar unas simultáneas a los niños de los diferentes clubs de Quito. El resto de participantes en el torneo teníamos libre para visitar la zona. En la foto véis el monumento a la mitad del mundo. En el están inscritas la latitud (0º0'0'') y la longitud y se puede subir al mirador que hay arriba para disfrutar de las vistas y en este caso también de las mesas jugando a GO en la rosa de los vientos.



De vuelta al suelo es obligado hacerse una foto del tipo:



Con una pierna en cada hemisferio y el ecuador pasando entre las dos. El otro trámite a cumplir en el recinto es comprar algún recuerdo. Yo traje una cerámica, unos bolsos, un instrumento de percusión para Víctor, unos dulces, unos posavasos, unas camisetas y un cuadro.



Tras la visita, fuimos recibidos por el Embajador de Japón en Quito en su residencia donde fuimos obsequiados con un magnífico aperitivo-cena: Bebida en abundancia (cerveza, zumo de manzana y naranja, whisky, vino blanco, vino negro y agua), aperitivos de salmón y unas mini-brochetas (que no llegaron a mi posición) y el plato fuerte compuesto por pollo teriyaki, yakisoba, sushi, pescado, puré de verduras y una exquisita tempura de langostinos. Comí dos platos y más tarde la camarera aún pasó con más sushi. Casi al final de la velada, nuestro mago particular hizo disfrutar al embajador con el truquito de las cuerdas.

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