3 de octubre de 2009

Cuantos menos... ¡mejor!


Como recordaréis, en primavera hicimos la visita anual a este parque. Unos días después, en casa, ordenando Mons el monedero me pasa el chorro de papeles habitual: facturas, vales descuento del super, resguardos de la zona azul... y las entradas de Port Aventura en las que veo unas monedas de euro dibujadas y la frase "vuelve en verano, Halloween y navidad por un euro". En el parque compramos las entradas después de aguantar la cola y ni nos fijamos en la promoción. Ahora en casa nada se podía hacer. Resulta que te acercabas a la oficina que hay al lado de la entrada, pagabas un euro y te daban ¡una entrada triple! para usar en las fechas antes citadas.
El plan inicial fue acceder a la web, buscar el lugar donde se pueden hacer consultas/sugerencias y dejarles un mensaje acordándome de toda su parentela por el secretismo de la operación. Aún espero la respuesta a día de hoy. Gran servicio de atención al cliente y, que conste, que fui educado y lo de la parentela era un decir.
Casualidades de la vida, una amiga de mi hermano (o una amiga de una amiga... o algo más complicado) trabaja en el parque y amablemente cogió nuestras entradas y nos trajo las de un "leurillo".
Como no es fácil encontrar fechas en las que tengamos fiesta y no haya un gentío increíble en el parque, la promoción del verano la tuvimos que dejar pasar, pero para la de Halloween, anda que nos ha faltado tiempo. Empezaba el 26 de septiembre, sábado, y el lunes, festivo en El Prat, ya estábamos ahí.
Hace tiempo que no hago una entrada un poco larga así que hoy os vais a enterar.

Empezamos la visita dirigiéndonos directamente a l'Estació del Nord para coger el tren de vapor. Normalmente, cuando hay gente, te hacen bajar en el Far West pero en esta ocasión no era el caso y completamos la ruta entera volviendo a bajar en la zona del Mediterráneo. Quedaban 10 minutillos para las danzas polinesias del Aloha Tahití así que no nos las perdimos esta vez tampoco. Después del espectáculo, directamente a las canoas. No hacía falta ni bajar para volver a hacer cola, tal como llegaba al final del recorrido, el operario levantaba la barrera y otra vuelta. Así hasta 4. Después un viajito en el loco-loco tiki. Desde él pudimos ver una montaña rusa infantil. ¡Vaya velocidad!


Una paradita en el área infantil de China y hacia México. El plan era comer en la Cantina con la compañía de los mariachis. Poca gente en el parque pero casi todos con el mismo plan. Nos perdimos casi la mitad de la actuación en la cola pillando la comida pues de camino aún hubo tiempo de subir a los potrillos y a los armadillos. Spaghetti, aros de cebolla, chile con carne y lo mejor: quesadillas. De postre una mousse de chocolate con una densidad claramente superior a la del mercurio.
Decidimos quedarnos en la cantina y esperar a las 15:30 que empezaba el espectáculo de ¡Ábrete Sésamo! Como diría en un folleto: una simpática sucesión de rítmicas canciones interpretadas por los conocidos Epi, Blas, Triki, Coco, Souie y Elmo. Pues sí, baile, ritmo, colorido y una búsqueda de un tesoro. Uoooooh! (levantando los brazos).
Aunque todo el parque está ambientado con motivos de Halloween, es en México y, sobre todo, en el Far West donde la recreación es mayor. Esqueletos, calabazas, cuervos, murciélagos, arañas.. y es también en el lejano oeste donde se concentran la mayoría de los espectáculos "de terror". A las 16:15 empezaba una de las funciones del espectáculo más llamativo en mi opinión del parque, el de los especialistas del oeste. El argumento era el mismo de nuestra anterior visita pero con pinceladas fúnebres. El héroe del fuerte combate esta vez con malignos vampiros que quieren adueñarse de la caja fuerte. Al final, como dice la voz en off, no está tan mal, hace un dos de tres: se queda con la chica y liquida a los vampiros. Lamentablemente la caja fuerte estalla en mil pedazos provocando una lluvia de billetes sobre los espectadores.

En el oeste está otra de las atracciones favoritas de Víctor, el Buffalo Rodeo. Vamos, autos de choque para niños. Se lo pasa pipa. Otra vez la escasez de gente hizo que subiera 3 ó 4 veces, ya no recuerdo.
Después de la rabieta por faltarle unos centímetros de altura para subir a los Grand Canyon Rapids, empezamos a desandar todo el camino recorrido con el objetivo de asistir al espectáculo Guau! en China. Como había tiempo, hubo paradas en el Carrousel, en el laberinto (esta casa también encanta a los niños), en un puesto para comprar un bocata y en los potrillos.
El espectáculo en cuestión no fue nada del otro mundo. Que sí, que los perrillos hacen cosas muy graciosas y seguro que muy difíciles pero el "domador" es soso de narices (puede ser por falta de dominio del idioma), el ritmo es lento y el show es corto.
Con un cuartito de hora de margen hasta el cierre del parque, visitamos de nuevo el Tami tami donde a petición popular, la operadora de la atracción dejó repetir a todos los pasajeros. Los últimos minutos los dedicamos a las canoas, donde dio vueltas hasta que el tipo dijo que ya estaba bien, que tocaba cerrar.
Fuimos a ver las fotos que nos habían hecho al entrar, pero en todas Víctor había puesto unas caras tan extrañas que decidimos pasar por esta vez. Unas últimas poses de miedo y para casa. Aproximadamente 5 minutos después de subir al coche, se quedó dormido hasta que lo despertó su madre al día siguiente para ir al colegio.
Un día genial, con poquita gente se saca más partido al parque.

¡Ah! El album aquí.