20 de agosto de 2007

El brazo fuerte de la ley

El lunes decidimos que fuera un día suave. Tras la mudanza del sábado y el viaje del domingo, me sentía cansado. Visita a Elizondo por la mañana, barbacoa y visita a Ainhoa por la tarde. Visualmente, los pueblos que hemos visitado son espectaculares. Las fachadas de las viviendas pintadas con colores vivos sobre blanco y decoradas con numerosas macetas con flores. Dejamos los coches en un aparcamiento público situado en la plaza del Ayuntamiento (foto de la izquierda, no es la mejor que hice en Elizondo pero tiene historia). El establecimiento máximo permitido es de una hora, pero confiamos en la suerte y comenzamos a callejear con la misión añadida de encontrar una carnicería "con buena pinta" para comprar la carne para la barbacoa. Ingrid y Lidia se mostraban dispuestas a posar para hacerse fotos en cualquier rincón y yo lo aproveché en plan japonés. Después de patearnos el pueblo y casi entrar en una pastelería a comprar chocolate (cosa que hay que hacer en Elizondo) me encontré el regalo del día. Había sobrepasado la hora permitida para estacionar y me pusieron una multa (foto de la derecha, tampoco es la mejor que hice...). Hablé con el municipal y no le convencí, la multa es de las 12:01 y eran las 12:04. Me dijo que esperan una hora y diez como mínimo para multar. Si observáis la primera foto, a la izquierda se ven los guardias apuntando horas y matrículas para proceder una hora después a ejecutar su dura labor. Así que tengo plasmados el antes y el después. Por cierto, la carnicería que elegimos tenía la nevera como un solar y compramos la carne en el super.

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