El martes dedicamos el día entero a Pamplona. Por la mañana recorrimos las calles del centro de la ciudad haciendo fotos a diestro y siniestro. Nos nevó en un parque, vimos tiendas con originales nombres, conocimos a "derribos Lucas" y a un tal Auroro. Comimos en el restaurante Baserri. Todos escogieron menú del día pero yo no pude resistir la tentación y pedí el menú de pinchos. Disfruté. Incluía 6 pinchos y una desgustación de quesos que, a pesar de estar buenos, hubiera cambiado por un séptimo pincho. Por la tarde seguimos paseando por la ciudad combatiendo el calor mojándonos en la fuente y tomando helados (1, 2 y 3) los pequeños y una cerveza en un bello rincón los mayores. Por la noche presenté el Carcassonne a la familia.
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